Declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, el Gran Cañón es uno de los lugares más asombrosos donde he estado.
Quienes viajamos buscamos lugares para quedarnos sin saber que hay lugares que se quedan en uno.
A esta conclusión llegué mientras estaba buscando el tema adecuado para este post. Me pregunté a mi mismo cuál de todos los lugares en donde he estado, ha sido el más impactante. Empecé a buscar entre mis recuerdos y encontré varias opciones y mientras buscaba en mi baúl digital de fotografías, encontré mi visita al Gran Cañón.
Este post va ligado al anterior sobre Las Vegas, porque desde ahí salimos hacia el Gran Cañón. Desde Las Vegas hasta el Gran Cañón en auto son aproximadamente 4 horas y 30 minutos de recorrido. En mi caso fue más tiempo porque hacíamos paradas para comer o tanquear la Van. La cosa con las carreteras en todo Estados Unidos, es que hay momentos en que son caminos planos donde el horizonte se va alejando con cada kilómetro que uno avanza. Entonces hace que las distancias parezcan mayores.
En todo viaje hay anécdotas. Recuerdo dos en particular sobre este viaje. La primera, es que, ya estábamos acercándonos a nuestro destino, y la mayoría de los que viajábamos en el carro íbamos dormidos. Sobre las vías hay avisos que hacen referencia al cruce de animales. Por esa zona era frecuente el cruce de venados. Mi papá iba manejando, y mi Abuela era de las pocas que estaban despiertas. Mi papá iba a una velocidad moderada pero constante y de la nada todos nos despertamos asustados por los gritos de mi Abuela diciendo "¡Ay lo mató!" porque se cruzó un venado frente a nosotros. Nos despertamos todos riéndonos a carcajadas por la reacción de mi Abuelita.
Por fin llegamos al Parque Nacional Gran Cañón. Exactamente por el South Rim. El Gran Cañón tiene 3 bordes: el North Rim que es donde se visualizan mejor los ríos y que además en invierno pasa largo tiempo cubierto de nueve. El South Rim, que es el más habitual para quienes llegamos allá y una de las zonas más calientes también. Y finalmente, el West Rim, que es la zona más cercana a Las Vegas y donde además pueden encontrar excursiones en avioneta o minibús.
En este viaje iba acompañado de mi Hermano, mis Padres, mis Abuelos y con mi Tío. La segunda anécdota es que, a mi tío lo bautizaron como "Dora la Exploradora" porque literal, se perdía en un parpadeo por ir a explorar. No lo culpo ... Lo único malo, es que no avisa. Iniciamos a caminar todos juntos por el sendero que tiene el Parque y nos acercamos a uno de los miradores que hay.
Es increíble la sensación de asomarse por esos miradores. Contemplar el vacío y ver los caminos secos por donde alguna vez, pasaban grandes torrentes de agua. La gente no se aglomera en estos miradores por miedo quizá o nervios.
Miradores | Juan Felipe ©
Mientras estábamos ocupados mirando estos paisajes, mi tío se perdió. Como era habitual en él, se fue a caminar solo y no nos dijo nada. Nosotros ya sabíamos, así que seguimos con nuestro recorrido.
El Gran Cañón no es solo un conjunto de rocas y ríos secos. Según la zona en donde estén, pueden llegar a encontrar nacimientos de agua cristal, grandes lugares cubiertos por pasto y vegetación e incluso, pueden llegar a ver campamentos indios y la torre vigía de los indios Anasazi. Es espectacular en muchos aspectos.
Cambiar la perspectiva de la vida siempre me ayuda a reformar mi campo de visión. Esto es algo que puedes encontrar en más cosas como en la música, en la lectura, en hablar con alguien con una cultura diferente a la tuya. En mi caso, viajar me ha permitido despertar con una objetividad diferente. Me ha ayudado a entender cosas del mundo que, a lo mejor no hubiese comprendido tan solo viendo fotografías de los lugares en los que he querido estar.
Ya nos estábamos regresando después de haber recorrido gran parte del Parque y nos sentamos a esperar a mi tío. Los minutos pasaban y ya comenzamos a desesperarnos porque, no teníamos cómo comunicarnos con él y ya habían pasado bastantes horas. Por fin, después de largo rato, apareció en un minibus que llegó a donde estábamos nosotros y se bajó a enfrentar los regaños de mi Abuelita por haberse desaparecido sin avisar. En fin, creo que parte de mi alma peregrina empatiza muy bien con la de mi tío.
Me encanta guardar silencio y observar. Escuchar. Y todo esto lo hice en este lugar. Es tan calmado, tan majestuoso y tan imponente a la vez que te apacigua. Te baja la velocidad y te muestra lo pequeño que eres.
Somos apenas una aguja en un montón de heno comparados con el resto del mundo. Y enfrentarse a eso es sumamente importante porque te construye. Como siempre les digo en la mayoría de los post: Viajar es una terapia bastante interesante.
Solía tener miedo de ir más allá de mi zona de confort y estar ahí me enseñó cómo deshacerse de la llamada red de seguridad con la que nos rodeamos algunas veces, para descubrir nuevas partes del mundo y también a mi mismo.
Nos leemos el próximo Jueves, con una historia nueva.
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